domingo, 19 de enero de 2014

Si hay algo que decir, lo decimos


Quisiera hacer eco de un artículo de Enrique García-Máiquez titulado "no he de callar" que he leído recientemente. Habla sobre lo que denomina la "tentación del silencio" que provoca el jaleo y la frivolidad que han aumentado exponencialmente con los nuevos medios de comunicación y las redes sociales. Ciertamente, con ello también se han multiplicado los que dan un paso al frente para gritar lo suyo y ante este hecho, García-Maíquez aconseja: "para el que tenga algo que decir de verdad, no hallo mejor expediente que el paso atrás". Un paso atrás que consiste en "no obsesionarse por el número de seguidores, y no buscarlos ni subiendo la voz ni alterando el mensaje. Tratar de imitar a esos profesores experimentados que imponen el silencio en el aula por el sabio método de bajar el tono. El deseo de escucharles extiende una atención milagrosa". Pienso que no le falta razón al autor cuando concluye que el silencio ya no es una solución ni actitud gallarda. Al contrario, en la actualidad como dice Quevedo: “No he de callar por más que con el dedo/ ya tocando la boca, ya la frente,/ silencio avises o amenaces miedo”. Más bien el silencio es una tentación o una amenaza puesto que el peligro actual "es el anonimato en medio de la muchedumbre y el aviso, la subsiguiente insignificancia; pero no hay que amedrentarse. No se sabe a quién podemos ayudar si tenemos algo que decir y lo decimos: a uno o a dos ya serían muchísimos".

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